LOS CUATRO PILARES DE LA EDUCACIÓN

    Los cuatro pilares de la educación para el siglo XXI que Jacques Delors (2001) se refiere a la UNESCO, en forma de informe, comprende: Aprender a conocer, Aprender a hacer, Aprender a vivir y Aprender a ser. A continuación presentamos un breve debate sobre cada uno de estos pilares.

 APRENDER A CONOCER (APRENDER A APRENDER)

Aprender a aprender se compone de la necesaria totalidad del aprendizaje para saber y requiere la actualización constante en el ejercicio de la memoria y el pensamiento, además de prestar atención a las cosas y a las personas. La velocidad con la que se produce la información, debido a la rápida evolución de los medios tecnológicos, puede perjudicar el encuentro con los descubrimientos, ya que requieren más tiempo para alcanzar el conocimiento recibido. Este tiempo es primordial en la realización de tareas diarias como la participación en juegos, actualización continua, viajes, tareas científicas prácticas y otros.

APRENDER A HACER

Esto se traduce en requisitos educati

vos que van más allá del trabajo rutinario, para la formación técnica y profesional, la adaptación al trabajo en equipo colectivo, que ejercen la creatividad, la iniciativa, son audaces y propensos a los desafíos. Para Kamii (2003), el educador al interactuar con el niño, hace hincapié en aprender a poner sus propias ideas.

APRENDER A VIVIR JUNTOS, APRENDER A VIVIR CON LOS DEMÁS

¿Cómo participar en la creación del futuro? Aprender a vivir juntos. Vivir y trabajar con los demás, presentar propuestas, participar en planes y proyectos, celebrar logros, en familia y en el trabajo, esta es la dirección del aprendizaje fundamental. En la educación se aplica el mismo aprendizaje. Por lo tanto, es esencial aprender a vivir con los demás, con respecto a la dignidad, la diversidad, las habilidades de uno y el otro y excluir el “Bullying” de la vida social. Trabajar en proyectos de interés común, lo que implica una nueva actitud hacia uno mismo, con el otro y la realidad.

 APRENDER A SER

Por último, el aprendizaje permanente no se limita a las enseñanzas pedagógicas en el aula, sino que se basa en la interacción con el otro y con la propia realización. Sabemos que el niño aprende mucho de sus compañeros en cualquier entorno que sean, aprenda mucho de lo que ve y escucha en el mundo. Tanto en el salón de clases como fuera de él, los niños adquieren la capacidad de discutir y explorar temas relevantes en un contexto de confianza y respeto mutuos. (SPLITTER y SHARP, 1999).






CONSIDERACIONES FINALES

Este trabajo sobre los cuatro pilares del conocimiento para la educación de calidad del siglo XXI, con énfasis en el informe Jacques Delors, nos lleva a afrontar el gran reto de una educación holística, activa en las áreas de la medicina, la psicología, la ecología, la formación pedagógica para cambiar nuestra historia y lograr nuevos logros. Que seamos capaces de lograr una sociedad más justa y solidaria y, sobre todo, creer en el poder transformador de la educación.



'







Comentarios